miércoles, 8 de octubre de 2008

LA CUARTA PLANTA

Se ha cambiado de habitación. Se ha cambiado de planta.

Su habitación era inmensa, su cama asomaba a la ventana de los centenarios pinos, donde las ramas rozaban los ventanales. Amanecía con la visita del petirrojo picoteando los cristales en busca de los mosquitos que buscaban el calor de la noche, con la sinfonía del canturreo por lo bajito…

Pero la habitación era fría, daba la norte, el sol rozaba las baldosas al caer la tarde y llega el invierno. Ese invierno donde se meterá un final irremediable.

Ahora está en la cuarta planta. Hay muy pocas personas esperando, muy pocas. El piso tres es el de la esperanza, el cuatro tiene meta. La habitación, más pequeña, da al sur-este. Sol, sol y más sol. El calor se nota nada más entrar. La ventana de abajo se ha convertido aquí en una gran terraza de alta barandilla forjada, con mesa y sillas, con luz, con espacio abierto a la inmensidad. Desde su cama, resguardada en la pared, ve el cielo, la copa de pinos silvestres y castaños que ahora están por dejar caer sus frutos. Una ardilla cruzó ayer la terraza. Cornejas, milanos y águilas van de lado a lado de la sierra. Si pones migas de pan en la barandilla, en un minuto se llena de pequeños pajarillos, incluso la urraca se atreve con los trozos más grandes. En su pueblo, a la urraca le llaman Pega y dicen los nativos que es pájaro cantor de finales. A las seis de la tarde, una veintena de buitres sobrevuelan el azul del cielo. Se conoce que en la dehesa ha muerto alguna res.

Ella no quiere salir al sol. Si sale a pasear su silla de ruedas, lo hace en el interior, de la habitación a la salita de estar que, previamente, pasa por el control de enfermeras… Siempre por el control de enfermeras.

Ha preguntado, mirando al suelo, cual es el motivo del cambio de habitación y le contestas que es un espacio más caliente ahora que llega el invierno, que las vistas son mucho más similares a su Asturias natal, a su querida Asturias, que desde la terraza se ven montes, ríos y pantanos y que el sol, ese rey de vida, entra hasta el baño. Y pregunta por el motivo de tanta tranquilidad en esta cuarta planta y le respondes que siempre será mejor aprovecharse del silencio, de la calma, de las vistas y le pones la radio que no quiere y le buscas la primera de televisión para que vea su programa favorito, cine de barrio y no quiere y la asomas a la terraza para que contemple… y no quiere. Ya no quiere.

Y te vuelve a preguntar, mirando al suelo, cual es el motivo del cambio de habitación...
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Jesús Arroyo

11 comentarios:

Sara dijo...

Mi querido amigo!!! o me pillas sensible o no se que me pasó al leerte, pero...una lágrima se desliza desde mis ojos y recorre mi rostro, es simplemente precioso lo que has escrito hoy, simplemente precioso,que de sentimientos has hecho fluir con tu escrito.
Deseo que a esa personita querida, el cambio de habitación si que le aporte tranquilidad y por supuesto! y ante todo!!!que vuelva a querer..........

Un fuerte abrazo de los mios, de los asturleoneses.

Merce dijo...

lLa cuatro tiene meta. Todos la tenemos... eso es lo único que tenemso seguro, para hasta entonces no debemos dejar de mirar por la ventana...

Lucía dijo...

He sentido un frío especial al leer la urraca, por mis lares, también es sinónimo de finales.
Quizás por eso es un pájaro que no me gusta nada.
Esa planta que tiene meta, es horrible, angustiosa, por eso igual pregunte, el porqué de ese cambio, presintiendo con la cabeza baja la llegada de la urraca y los buitres.
Dicen, que se intuye, se sabe.
Yo sólo le deseo, que el sol, ese que entra inundando la habitación, entre en su corazón, y vea que aún puede dar cariño, que no es tarde...
Mientras, esperaremos en esa cuarta planta con meta, muchos corazones acompasados al tuyo.
Besazos miles.
PD: ¡ Estoy!

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Jesús, me has dejado el corazón en un puño, espero que sea ficción aunque sé por experiencia que la realidad existe. Esa realidad voy a vivirla cada poco tiempo con mi mujer a Italia y siempre se queda dolorido el corazón.
Un abrazo.

Supermamá dijo...

Nos han llenado de tanto miedo a la partida, que no cesamos de preguntar por sus confines...
Desde la primera planta, la meta es meta por mucho que tardemos en escalar las entreplantas.

¿Precioso!!!!!

Un fuerte abrazo
bss

Isabel dijo...

Que dificil saber que el tiempo se acaba, y ¿como explicarlo?. Un abrazo

Jesús Arroyo dijo...

Hola amigas y amigos:
Haceros un comentario como respuesta no es fácil. Solo daros las gracias y repartiros montones de besos.

Anónimo dijo...

Tremendo Chechu... Te comento: primero empiezan los ecalofríos y después es difícil contener las lágrimas.
Lo has escrito y digo más lo has marcado con una maeatría increíble.

Me impresionan estos relatos escritos con claridad, con una sensibilidad extrema.

Una joya, sí

Un fuerte abrazo escritorazo.

Аmanecer dijo...

Me has dejado con un cùmulo de sensaciones, ademàs de compromido el corazòn, asì como has desatado lluvia en mi cara.
No se deberìa de llegar a ese cuarto de la meta, NUNCA. Verdad?

PD: Al igual que Lucìa, yo tambien te digo...Estoy!!

Besos y muchos màs.

Jesús Arroyo dijo...

Miguel y Amanecer:
Sobre este relato, nada puedo deciros. Lo escrito es duro paso de la vida.
Gracias a los dos por acompañarme.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Una dura realidad cotidiana en muchas familias, la describes de un modo que pone la piel de gallina, pero con la inmensa ternura desprendida que siempre encierra tu corazón.

Un beso