Mi padre falleció cuando yo tenía trece años. Era un tío dialogante que gustaba de tertulias familiares en casa o reunía amistades para pasar una velada junto a un café. Con sus hijos también dialogaba. Esto no quiere decir que no fuera amante de la disciplina, término que muchos humanos suelen confundir. Decía, lleno de razón, que la disciplina era el uso del respeto y que sabiendo respetar al que tenemos al lado nos respetamos a nosotros mismos. Era un enamorado del uso de los valores y le ponía nervioso alguien que los incumplía.
Dentro de esos valores se encontraba la verdad. Odiaba la mentira. Sin embargo, a mi me mintió en una ocasión, ¡sí! Una mañana de domingo, antes de las fechas navideñas, entró a mi dormitorio con la idea, como cada día festivo, de despertarme. Después de la guerra de cosquillas dominicales y ya en ese estado de fatiga psicofísica que entra al final de la sesión, se sentó junto a mi y me preguntó ¿tú crees en los reyes magos?
Yo tenía nueve o diez años y en el colegio la mayoría de mis compañeros hacían campaña radical contra los tres personajes. Mi respuesta fue esa, le dije que en clase muchos compañeros decían que eran los padres pero que yo no me lo creía del todo porque… ¿de donde sacaban los padres tanto dinero para poder comprar todos aquellos regalos?
Él... bajó la vista unos segundos y tras ese tiempo, me miró como acostumbraba y me dijo… hijo, los reyes magos debieron existir hace muchos años, pero como personas que fueron, ¿no crees que en algún momento, viejecitos ya, fallecieron? Mi respuesta afirmativa fue el comienzo de otra de sus cuestiones… Entonces, si ellos han fallecido, ¿quién se ocupa de dejar en cada casa tanto obsequio?
De lógica aplastante ¿verdad?
A la hora de comer, en mitad de una conversación sobre algo que no recuerdo, interrumpí a mis padres, cosa que nos estaba completamente prohibida si antes no habían terminado ellos de hablar, y pregunté… ¿sois vosotros los reyes magos? Mi madre que no sabía de que había ido todo aquello, se levantó con la excusa de traer el postre. Mi segunda hermana, seis años mayor que yo, respondió con una negación tajante y mi padre… mi padre me dijo ¡así es! los reyes somos los padres pero tu piensa lo que quieras y lo hablamos.
Nunca más se habló de aquello. Dieciocho meses después, había nacido mi primer sobrino y en fechas navideñas todos nos volcamos en compras para el pequeño de la familia. La noche de reyes pusimos en el salón todos aquellos regalos, pero, a la mañana siguiente, en el salón de casa, había muchos más paquetes, algunos decían "para los niños del tercer mundo".
Supe entonces que mi padre me había mentido. Nunca he comprendido el motivo por el cual, tras nueve o diez años de existencia de sus majestades, repentinamente, mi padre me mintió. Los reyes magos existen. Si miramos por el mundo, nos damos cuenta de su existencia. Cuantas desgracias hay… India, Gaza, Irak, Angola, Mali, Somalia… cuantas zonas marginales en cada país, en cada ciudad, hospitales, residencias de la tercera edad… Cada año, por estas fechas, un puñadito de magos y magas aparecen para arrancar una sonrisa en el rostro de… una persona de algún lugar.
Los reyes magos existen.
Por cierto, queridos reyes magos, en la carta de este año, se me olvidó poner… “papá, besos, me acuerdo tanto de ti…”
Dentro de esos valores se encontraba la verdad. Odiaba la mentira. Sin embargo, a mi me mintió en una ocasión, ¡sí! Una mañana de domingo, antes de las fechas navideñas, entró a mi dormitorio con la idea, como cada día festivo, de despertarme. Después de la guerra de cosquillas dominicales y ya en ese estado de fatiga psicofísica que entra al final de la sesión, se sentó junto a mi y me preguntó ¿tú crees en los reyes magos?
Yo tenía nueve o diez años y en el colegio la mayoría de mis compañeros hacían campaña radical contra los tres personajes. Mi respuesta fue esa, le dije que en clase muchos compañeros decían que eran los padres pero que yo no me lo creía del todo porque… ¿de donde sacaban los padres tanto dinero para poder comprar todos aquellos regalos?
Él... bajó la vista unos segundos y tras ese tiempo, me miró como acostumbraba y me dijo… hijo, los reyes magos debieron existir hace muchos años, pero como personas que fueron, ¿no crees que en algún momento, viejecitos ya, fallecieron? Mi respuesta afirmativa fue el comienzo de otra de sus cuestiones… Entonces, si ellos han fallecido, ¿quién se ocupa de dejar en cada casa tanto obsequio?
De lógica aplastante ¿verdad?
A la hora de comer, en mitad de una conversación sobre algo que no recuerdo, interrumpí a mis padres, cosa que nos estaba completamente prohibida si antes no habían terminado ellos de hablar, y pregunté… ¿sois vosotros los reyes magos? Mi madre que no sabía de que había ido todo aquello, se levantó con la excusa de traer el postre. Mi segunda hermana, seis años mayor que yo, respondió con una negación tajante y mi padre… mi padre me dijo ¡así es! los reyes somos los padres pero tu piensa lo que quieras y lo hablamos.
Nunca más se habló de aquello. Dieciocho meses después, había nacido mi primer sobrino y en fechas navideñas todos nos volcamos en compras para el pequeño de la familia. La noche de reyes pusimos en el salón todos aquellos regalos, pero, a la mañana siguiente, en el salón de casa, había muchos más paquetes, algunos decían "para los niños del tercer mundo".
Supe entonces que mi padre me había mentido. Nunca he comprendido el motivo por el cual, tras nueve o diez años de existencia de sus majestades, repentinamente, mi padre me mintió. Los reyes magos existen. Si miramos por el mundo, nos damos cuenta de su existencia. Cuantas desgracias hay… India, Gaza, Irak, Angola, Mali, Somalia… cuantas zonas marginales en cada país, en cada ciudad, hospitales, residencias de la tercera edad… Cada año, por estas fechas, un puñadito de magos y magas aparecen para arrancar una sonrisa en el rostro de… una persona de algún lugar.
Los reyes magos existen.
Por cierto, queridos reyes magos, en la carta de este año, se me olvidó poner… “papá, besos, me acuerdo tanto de ti…”
Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©
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Queridos amigos:
Espero que vuestra felicidad sea un presente en vuestro interior. Gracias a todos por los comentarios pasados y... poco a poco iré pasando por vuestros rincones.
Besos, abrazos y... besos miles.
22 comentarios:
Parece que llevamos vidas paralelas. Al leer tu relato he visto a mi padre, fallecido cuando yo tenía 10 años. Recuerdo sus largas horas de tertulia hablando de la Guerra Civil, de lo mal que lo había pasado en el frente con tan solo diecisiete años... recuerdo que también me mintió sobre quienes eran los Reyes Magos.
Un fuerte abrazo
Feliz 2009
Todos los padres han/hemos mentido en eso hasta un cierto tiempo.
Era para ver la sonrisa en los ojos iluminados del hijo.
Y existen esos magos/as que a día de hoy aparecen para dibujar una sonrisa en algún lugar...
Tengo una sonrisa enorme dibujada en mi boca:)
Besazos miles.
Pues claro que existen los Reyes Magos ¿Quién lo pone en duda? La única mentira es la de que llegan el día 6 de Enero. ¡Qué va! llegan todos los días, cada día del año. ¿O es que no es un regalo de los Reyes Magos cada beso que te da un hijo, un nieto, la esposa etc? ¿No es un regalo suyo el cariño de la familia, de los amigos? ¿Y qué me dices del hecho de despertar por la mañana y ver un sol radiante, o la nieve, o el mar, o la montaña, un lago, una flor, una abeja sobre ella disputándosela con una mariposa? ¿No son todo regalos de los Reyes Magos? Que nadie diga que no existen porque tendré que pensar que no tienen vida interior.
Un abrazo, Jesús, bien venido y mis deseos más sinceros de que también este año disfrutes de todos estos regalos de...LOS REYES MAGOS"
Preciosa entrada Jesús, un pellizquito en el corazón me ha dado.
Venía a desearte lo mejor para el año que entra, y con mi deseo mi fuerza, mi cariño, que se da por supuesto y un abrazo de esos que, incluso siendo virtuales, se hacen notar y sentir.
Que te traigan los Reyes Magos esa magia que nos vas dejando a todos, para que la repongas y nunca te quedes sin ella.
Claro que existen los Reyes, a ver si no quien se bebe las tres copitas de brandy, que dejamos encima de la mesa la noche del cinco de enero... Ejem... ;-)
Me alegro de que estés de vuelta...
Pero que bonito relato y que entrañable!,me ha gustado tanto!!!....tu padre estará orgulloso de la labor que hizo contigo, pero muy orgulloso y encantado de que te acuerdes tanto de él, ya sabes que esos seres especiales para nosotros nunca se van del todo, siempre ahí están para protegernos y ayudarnos a sobrellevar las dificultades de esta vida.
2009 Abrazos, buena gente.Tienes un pequeño obsequio en mi blog, muy pequeñito pero hecho con mucho cariño.
Noray:
Ahora que me acuerdo... yo también mentí a mi hija, lo hago ahora con sobrinillas pequeñas y, si llegan, lo haré con mis nietos. Pero... ¿será mentira o verdad?
Feliz 2009.
Lucía:
¡Es verdad! mentirosos, que somos unos mentirosos o no, no somos menirosos... ¡qué lio!
Alguien que me responda ¿existen? ¿no existen?
Besos miles y que el 2009 sea muy besado.
Terly:
¡Madre mía! me has convencido aún más.
Un fuerte abrazo y feliz 2009.
Shikilla:
Tú. Todo eso te lo mereces tú.
Feliz 2009.
Merce:
¿Entonces fueron ellos los que me ensuciaron la tapicería del sofá el año pasado? Claro, con tanto copazo... en algún sitio tienen que recuperarse. Menos mal que los camellos solo le dan al agua.
Feliz 2009.
Sara:
Me paso por "tu casa". ¡Qué ilu!
Besos y feliz 2009 y 10 y 11 y 12...
Así es Chechu... Existen, lo que pasa que yo le quitartía esa corona, nada de reyes sino seres mágicos que se brindan siempre, que están ahí aún para los que no hay nada.
Una entrada nagnífica y que te lleva a la reflexión.
Un fuerte abrazo
Los reyes magos existiràn, mientras se de y se hagan las cosas con amor, tanto al pròjimo, como a uno mismo, y esa magia nos envolverà siempre.
Feliz 2009, salud y bendiciones, son mis mejores deseos!!
Besos y muchos màs.
... Me ha emocionado profundamente tu relato, Jesús, es muy bueno, que lo sepas.
un besote, te lo has ganado
Me dejó en silencio tu relato, como rescatando de la memoria momentos tan similares de mi vida.
Mentira o Verdad...si da ilusión a un niño, es la ¡¡MAYOR VERDAD!!
y si no miremos esos niños que hoy de regalo reciben...bombas.
Un fuerte abrazo amigo mio...
Qué tierno el relato, Chechu.
Como hemos disfrutado todos de el cosquilleo de esa noche mágica, esperando dormirnos y que no nos pillaran con los ojos abiertos y pasaran de largo.
Cuando mis hijos eran pequeños, me hice complice de los Magos y adornaba el salón con montones de globos, notas, un poquito de cárbón y los juguetes montados: El tren corriendo por su vía, el fuerte con los airgamboys, las muñecas, la frutería, los cuentos... Nunca olvidaré sus caras cuando después de asegurarse que podían levantarse sin peligro de quedarse sin presentes, entraban en aquel mundo mágico.
Que la crisis no pueda con la magia, la fantasía y los poetas.
Lo mismo me atrevo y pienso en montar una exposición.
Un abrazo, Jesús
Como siempre llenándonos el corazón de emoción!
Sí, siempre existirán personas buenas y generosas, que a modo de regalo nos dejarán su corazón.
Un abrazo Chechu y me alegro de tu vuelta:)
sabiendo respetar al que tenemos al lado nos respetamos a nosotros mismos.... me llevo esta frase de tu padre Jesus deberia de ser la base de nuestro relacionamiento con todos.
Precioso...
Me ha encantado descubrirte...
Muchos besos.
creo que esa es la mentira más bonita.
Feliz año nuevo.
un abrazo.
Creo que hay mentiras, que valen la pena!!!
esta es una de ellas!!!
por si o por no.es maravilloso!!! anoche llevé a mis nietos a la plaza del pueblo para que los vieran!!!
me causó tanta emoción!!!
al igual que tu relato.
no tuve mucha suerte con los padres que tengo.
entré al blog, atraída por la foto del niño llorando.
eso sí me llevó, al recuerdo, había uno en mi casa.
placer de encontrar este lugar.
un beso.
Ay... querido Chechu... tú, al menos, tienes recuerdos bonitos de tu padre... Yo, lo tengo aquí, y cada navidad es más triste. Sabes que esos recuerdos son un tesoro. Espero que, algún día lejano, cuando yo falte, mis hijos se acuerden de mí, como tú lo haces de tu padre.
Un beso amigo.
Miguel:
A esa misma reflexión que no nombras deberíamos de irnos.
Un abrazo caballero.
Amanecer:
La magia será un presente mientras exista un niño.
Besos.
M.Ángeles:
Solo hacemos lo que podemos, maestra del relato.
Un beso.
Supermamá:
Tienes toda la razón. Los "cuellicortos" son almas de sonrisa.
Un beso.
Tesa:
Me lo dices, por favor. Si te animas, me lo dices.
Besos.
Sibyla:
Corazón dentro de un papel de alma-seda.
Un beso.
Desire:
¿No es este el secreto de la convivencia?
Besos y encantado de verte por estos lares.
Ana:
Pasaré por "tu casa"
Saludos de tinta.
María:
Mintamos pues.
Un besazo.
María Laura:
La de los nietos ante los magos es una imagen tan llena de emoción... Nos veremos.
Querida Maite:
Dices de tus hijos, esa pareja de amores... Alguien decía en mi familia que cuando un corazón es cojo hay otro con tres piernas.
Muchos besos ¡Hablamos!
Precioso y conmovedor. Los Reyes Magos claro que existen. Y te lo dice un ateo confesional, jajaja. Son personas como vosotros, que ponéis una estrella en el nacimiento de cada niño...
(Te dejo, que soy de lágrima fácil y me está entrando un no sé qué.)
Julio:
Hacen falta muchos Magos... asi que sigue escribiendo magia.
Un abrazo.
Tengo el día chungo, casi me hiciste llorar... Un mensaje que me hace reflexionar, claro que existen. Gracias
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