A partir de aquella tarde, Marta y yo acudíamos juntas al centro de estética. A la salida, frecuentábamos una terraza en el interior de un patio cerrado. El techo cubierto de claraboyas daba una temperatura a aquel recinto muy agradable, paredes de piedra encalada y entre ellas, un remolino de enredaderas trenzadas ofrecían un aspecto de naturaleza viva. Una selva verde dentro de la ciudad gris, un patio que, aún cerrado, se parecía a aquellos de mi añorado sur, mucho más cuando Jacinto, el camarero, se acercaba a nosotras y, con ese acento andaluz, preguntaba – ¿La ceñorita querrán lo de ciempre?
Las diez primeras sesiones de rayos fueron el comienzo de otras muchas. Al llegar a casa, me ponía a escribir como loca, dando giros a aquellas secuencias de cada tarde para ir completando cincuenta páginas seguidas de otras cincuenta por semana. Bartolomé estaba encantado y llegamos al acuerdo de presentar la novela el día en que Garcilaso y Cervantes pasaron a mejor vida, al menos a una vida de recuerdo y gloria, tema este que todos los que nos dedicamos a las letras desearíamos.
Llegó la fecha, Marta estaba allí, en el extremo de la primera fila del salón de actos del centro comercial, con un maravilloso ramo de rosas rojas y naranjas. A izquierda y derecha, Bartolomé y algunos directivos de aquella superficie comercial. Finalizado el acto, Marta se acercó, nos abrazamos como buenas amigas. Me regaló aquel precioso ramo – Piensa en lo que significan – me dijo, para después apretarme la cara con un par de besos sinceros.
El siguiente fin de semana viajé a mi casa para rodearme de los míos, de mis padres, de mi hermana, llenando mi vida de ese aire cálido que se respira a orillas del Guadajoz. Aquella noche no pude dormir, mi pensamiento acudía constantemente a las tardes con Marta, a los cafés en aquella perfecta terraza, a la cabina de rayos uva, incluso a la cola del supermercado donde la vi por primera vez. Pensé en el significado de las rosas, en esos colores de amor y pasión. Me sentía enamorada y confusa. Confusa porque nunca había sentido por una mujer lo que ahora siento, porque jamás pensé que una persona de mi mismo sexo podría atraerme de aquella manera. Enamorada... No esperé a la tarde del domingo para regresar a la gran ciudad. Recogí las cosas por la mañana, me despedí de mis padres, de mi hermana, llené el depósito de gasoil y a las dos de la tarde estaba llamando a la puerta de Marta con la duda de su respuesta.
Abrió, nos miramos y sin decir nada nos fundimos en un abrazo, prólogo de aquel beso sin final. Pasamos la noche juntas, abrazadas, en silencio, besándonos, acariciándonos, pero sin atrevernos a nada más. Por la mañana, Marta llamó al supermercado fingiendo encontrarse enferma. Nos duchamos, nos vestimos y fuimos al centro de estética, donde, en la misma cabina, hicimos el amor.
Nos hemos casado hace una semana en este rincón andaluz. Volveremos a Madrid en invierno, cuando el sol se oculte.
Las diez primeras sesiones de rayos fueron el comienzo de otras muchas. Al llegar a casa, me ponía a escribir como loca, dando giros a aquellas secuencias de cada tarde para ir completando cincuenta páginas seguidas de otras cincuenta por semana. Bartolomé estaba encantado y llegamos al acuerdo de presentar la novela el día en que Garcilaso y Cervantes pasaron a mejor vida, al menos a una vida de recuerdo y gloria, tema este que todos los que nos dedicamos a las letras desearíamos.
Llegó la fecha, Marta estaba allí, en el extremo de la primera fila del salón de actos del centro comercial, con un maravilloso ramo de rosas rojas y naranjas. A izquierda y derecha, Bartolomé y algunos directivos de aquella superficie comercial. Finalizado el acto, Marta se acercó, nos abrazamos como buenas amigas. Me regaló aquel precioso ramo – Piensa en lo que significan – me dijo, para después apretarme la cara con un par de besos sinceros.
El siguiente fin de semana viajé a mi casa para rodearme de los míos, de mis padres, de mi hermana, llenando mi vida de ese aire cálido que se respira a orillas del Guadajoz. Aquella noche no pude dormir, mi pensamiento acudía constantemente a las tardes con Marta, a los cafés en aquella perfecta terraza, a la cabina de rayos uva, incluso a la cola del supermercado donde la vi por primera vez. Pensé en el significado de las rosas, en esos colores de amor y pasión. Me sentía enamorada y confusa. Confusa porque nunca había sentido por una mujer lo que ahora siento, porque jamás pensé que una persona de mi mismo sexo podría atraerme de aquella manera. Enamorada... No esperé a la tarde del domingo para regresar a la gran ciudad. Recogí las cosas por la mañana, me despedí de mis padres, de mi hermana, llené el depósito de gasoil y a las dos de la tarde estaba llamando a la puerta de Marta con la duda de su respuesta.
Abrió, nos miramos y sin decir nada nos fundimos en un abrazo, prólogo de aquel beso sin final. Pasamos la noche juntas, abrazadas, en silencio, besándonos, acariciándonos, pero sin atrevernos a nada más. Por la mañana, Marta llamó al supermercado fingiendo encontrarse enferma. Nos duchamos, nos vestimos y fuimos al centro de estética, donde, en la misma cabina, hicimos el amor.
Nos hemos casado hace una semana en este rincón andaluz. Volveremos a Madrid en invierno, cuando el sol se oculte.
Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©
23 comentarios:
Hola amigas/os:
Bueno, lo prometido es deuda. Aquí dejo la segunda parte y última de "La Cabina".
Tengo que ponerme al día con vuestros blogs.
La noche del pasado jueves comenzó a darme guerra un riñón y he estado hospitalizado hasta el sábado por la tarde. ¡¡Ya está pasada la ITV!!
Se me tiene que ocurrir algo para escribir relacionado con "la pinta" que este cuerpo serrano tenía con el ese camisón, largo picardías y pincitas en el pecho, que te dan en los hospitales. Cachondeito que existió con una enfermera...
Prometo, poco a poco, ponerme al día ¿vale? Ahora toca seguir tirado en el sofá y con el vasito de agua al alcance de la mano.
Besos a todas/os.
Escribes muy bonito. Bien y adrmás ameno. Es un placer leerte.
Un beso.
Ay Jesús!!!
Espero que ya estes mejorcito.. pero sabes voy a tener que leer de nuevo la primera parte de la cabina.. no pense que eran dos mujeres las protagonistas.. en la CABINA I eran un hombre y una mujer.. o me equivoque???
Voy para alla a refrescar mi memoria.. espero no haberme equivocadO!!!
Un buen relato, como el que nos muestras siempre, internación de por medio!!!
Recuperate prontito!!!
bESOS!!!
Por Dios Jesús!!!!cuida ese riñón y ya sabes... bebe mucha aguita fresca y lleva una vida relajadita, aprovecha la ocasión para esos mimos jejejeje.
Esta cabinaII, muy buena historia con un tema actual y demasiado debatido ya, creo que ahora ya nadie se oculta de nada ni de nadie jejejeje.En tono Muy elegante ¡sobre todo! lo que has escrito, te felicito.
Yo espero poder algún día, cumplir mi sueño de poder vivir en LLanes, mejor en Cué(pueblecito a 1 km de LLanes)pero será cuando los precios allí dejen de ser para ricachones, adinerados y demás mafia.Ya sabes que la llaman la Marbella Asturiana, porque esos que dicen que aman LLanes, están consintiendo que lo destruyan, pero algún día confio en que pueda vivir en la tierra que tanto adoro.
Cuidate mucho, muchote y hoy te envio, si cabe, un abrazo más cálido que para eso estás pachuchito.
Muackkkkkkkkkkkkkkk
Me ha gustado el relato, dinámico y resolutivo.
Te deseo pronta curación de tu afección renal.
Saludos.
qué rebonito relato, Jesusito.
¿Cómo estás hoy? cuidate, please, eres muy valioso para todos nosotros.
besotes
Un final precioso para este relato y es que el amor triunfa siempre.
Confieso que me lo esperaba, jejeje.
Bueno, haber si nos mejoramos, cahisss, que por dar guerra no sabes que hacer...:)
Muchos besazos a miles!!!
CUÍDATEEE.
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Buen relato, Jesús. Pero mejor sería la pinta sin duda que debías tener con el picardías, sí señor.
Deja el glamour para otro día y ahora cuídate y mímate todo lo que puedas y que te mimen que también está muy bien.
Besitos y pronta recuperación, ¡¡minifaldero!!
Querido Jesús:
Un relato que te engancha hasta el final y muy de actualidad.
Espero que haya pasado del todo el mal trago y que a partir de ahora sean sólo tragos de agua. Si has tenido un cólico nefrítico, te compadezco. Sé lo que es, también yo estuve hospitalizado una semana con unos dolores sobrehumanos.
Cuida te,bebe mucha agua y toma poca sal.
Un abrazo.
Jo Chechu, después de todos esos días estupendos que pasaste, esto... ¿Pero ya estás bien?
Ya sabes que siempre me preocupa...
Pues señor mío, aunque haya estado Ud. con ese camisón, le diré que con esta serie "La cabina", ha dado la talla. Así que puede Ud quitárselo y empezar con los paseos cuanto antes buscando historias.
Un fuerte abrazo y que el achuchón se quede atrás, muy lejos...
Que bien, final feliz.
Me encanta la foto.
Recupérate, pero déjate mimar.
Besos, Jesús.
Muy bonitas las dos partes del relato.
Ponte bueno, Jesús: !te necesitamos!
Un abrazo.
Sakkarah:
El placer es "de moi" al saber que me lees.
Besos.
Sol:
Mira bien, siempre han sido dos féminas.
Un besito.
Sara:
Si, si, si,. Cuando digo Llanes (que es precioso) digo su comarca. Es como cuando hablo de Cangas del Narcea, realmente la casa está en Llano, una aldea a 3 km. Aún así, Llanes localidad tiene ese encanto ¿colonial?
Besillos.
Impersonem:
Pienso que para un blog se trata de eso, "poca chicha" que enganche en la medida delo posible y final medianamente tajante. O así "o pones un serial" jeje.
Un saludo.
Mª.Ángeles:
Me alegra mucho que te guste y tú.. ¡si que eres rebonita! jeje
Besos.
Lucía:
No era muy dificl de suponer. El amor es como el buen vino dulce... en copita corta.
¡¡¡Hablamos!!! que la cama llegó pronto.
Besos mil.
MMV:
¡¡Pasaré!! gracias.
Shikilla:
Eso te lo aseguro. Es para imaginar... Más de cien kilos de tio (eso si) con un camisoncito celeste a la altura del muslo... sin poder cerrar porque ¿ande están los botones? pelo rizado a lo Beethoven y muyyyyy despeinado
y un bastón como el de San Pedro con sueros y buscapinas en la mano... ¡pa vel-lo! Pena de cámara de fotos y poder colgarlo para reirnos todos.
Muchos besos.
Terly:
¡Efectivamente! Es un dolorcillo ¿he dicho dolorcillo? ¡optimista soy! pelín cabroncete ¡si! pero ya está pasado. Espero que no lleguen más.
Un fuerte abrazo.
Miguel:
¡Joe! pues si tengo pinta rara con el camisón azul y dices que me lo quiete... jejej.
Venga, muchachote, un abrazo.
Merce:
Eso es lo que pido... Mimooooooos.
Un beso, guapi.
A todos:
Gracias por desearme... SALUD.
Emilio:
Gracias.
"Nos", yo diría NOS NECESITAMOS, porque, ¿cuanto tiempo dedicamos a leernos?
Un abrazo.
¿ves? tú no escribes fácil escribes bonito porque la ocasión lo merecía. Muy bien escrito, sí señor.
y recuérdame que te regale un móvil con cámara de fotos, no es justo que nos dejes con los dientes largooooooooooos
recuperate y cuidate mucho.
un besazo.
Para leer la II, he bajado hasta la I pasando por un poema muy musical... Me ha encantado esta historia de amor: en el fondo y en la forma...
Que te recuperesssssss, tocayo!!! (yo colecciono oxalatos cálcicossss...).
Besos.
Excelente segunda parte del relato. Esta vez no se ha cumplido aquello de segundas partes nunca fueron buenas. Tengo la duda, quizás sea morbo, de saber como podría continar esta historia.
Espero que ya estés recuperado de tus problemas renales, aunque sé que eso es lento.
Un abrazo
Tienes algo para ti en mi blog.
Un beso, Jesús.
Tus escritos, toman de la mano a la imaginaciòn, que cautivan!
Te deseo una pronta recuperaciòn Jesùs, y para eso tienes que cuidarte, Vale?
Besos y muchos màs.
Maria:
Me tienes que regalar un móvil con cámara.
UN besazo y gracias. Tú si que escribes bonito.
Elsa:
Como decían los de la ONCE... ¡Dos iguales para hoy! Si te ha gustado, doble satisfacción, la de escribir y la de agradar.
Besazos y gracias.
Noray:
Pues... la historia podría continuar comiendo perdices y dando a muchos con el plato en las narices, adoptando una criatura... seguro que de un modo feliz. Tiene tantas posibilidades que se podrían gastar litros y litros de tinta. Sí te digo que estoy trabajando en algo de temática similar, aunque está en mantillas.
Un abrazo y gracias.
Sakkarah:
¿Qué será? ¿qué será?
Amanecer:
Que no nos falte. Me refiero a la imaginación.
Un beso y gracias.
Me ha gustado sobre todo con la elegancia que lo has descrito sin caer en los tópicos.
Muy buen relato y una frase final de esas que dan para iniciar un poema.
Cuídate ese riñón. Eso duele mucho, me refiero a los cólicos, no sé si es lo que tuviste.
Y sigo por aquí un ratico más.
Un abrazo,
Tesa:
Me alegra saber que te ha gustado.
Besazos y gracias.
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