lunes, 18 de mayo de 2009

NO VOLVERA A OCURRIR


El sol, ese sol que ya no recordaba ha vuelto a visitarme. Magda dice que siempre ha estado allá arriba, sobre nuestras cabezas, esperando que alargáramos el brazo para recoger sus impulsos, su energía. Tal vez sea así, pero después del accidente la niebla descendió hasta mis pies y sentía la lluvia, unas gotas finas, caer por mis mejillas. Todo el mundo llegaba mojado, yo les sentía. Cuando bajaban sus cabezas para besarme notaba sus caras húmedas, incluso, en algunas ocasiones, sentía la humedad en mi piel durante unos instantes para, posteriormente, mientras escuchaba plegarse los abrigos, percibir el silencio de los visitantes; era notable. Se estaban secando.

Tras esos minutos, las mismas conversaciones entre ellos. Se preguntaban si podría escucharles, si los médicos tendrían dudas, si tanto cable enchufado repercutiría en algún punto vital de mi organismo, incluso, llegaban a preguntarse como regresaría, si como antes o en estado vegetal. Magda siempre respondía con firmeza, con esa seguridad característica desde su infancia. Estaba segura que a mi vuelta todo volvería a ser lo mismo, incluso mejor.

Ahora tengo que dar gracias a todas aquellas personas que me han acompañado durante este largo tiempo de espera e impaciencia. Yo esperaba, ellos se impacientaban, Magda agarraba mi mano y acariciaba mi frente. Notaba sus repetidos y constantes besos.

Ella es un cielo, me refiero a Magda, es un cielo… como éste que ahora veo con un sol maravilloso que siempre ha dado vida y luz. Esa luz, ese rayo inmenso me ha llegado a los ojos, ahora si. Alumbra todo lo que está por debajo de mis pies, por lo tanto es cierto, existe el cielo y esa luz radiante es la que me ha guiado hasta aquí. No es un cielo como yo creía, como decían los curas del internado donde pasé parte de mi adolescencia, como decía mi abuela, la pobre, tan católica. Aquí no hay almas, no hay nadie. Es como una enorme burbuja templada, blanquecina en su interior y traslúcida hacia fuera, deja ver mi casa, mi oficina, siento a mis compañeros, a mi familia, a Magda y veo, como no, a aquel muchacho que puso el potente automóvil de su papá a máxima velocidad, pensando que le daría tiempo a cruzar el semáforo en rojo. Llora, llora como un cachorro sin la teta de su madre. Me gustaría decirle que no pasa nada, él está aprendiendo la lección y yo, aquí, en este espacio de la nada, disfrutando de una tranquilidad majestuosa.

Hablando de reinas, Magda, te quiero tanto…
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Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©

15 comentarios:

Miguel Schweiz dijo...

Otro relato excelente Chechu...

Sabes, no me extraña ese 2º premio que has recibido porque no cabe duda de tu valía. Pero comparto esa gran ilusión contigo que es realidad.

Un fuerte abrazo.

Lucía dijo...

¡¡Buenoo!!
Y ese primer premio ¿para cuando?
Después de leer esto, anda a las puertas de este camino de tinta.
Tinta siempre renovada y enganchante:)
Besazos + miles.

gaia56 dijo...

Belloo relato.
Es tan bueno tener un cielo así para caminar de su mano.
Un beso.

Recomenzar dijo...

Fascinante tu blog color naranja

impersonem dijo...

Un relato con varios mensajes...y, a veces, el aprendizaje se torna traumático...

Abrazos.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Precioso relato descubriendo otros cielos, creo que cada uno tenemos el nuestro en la mente y el deseo de que sea así en el corazón.

Un beso

Jesús Arroyo dijo...

Miguel:
Bueno o malo, no lo sé. Creo que nos pasa a muchos, a veces te parece maravilloso y otras lo tirarías a la papelera.
Un fuerte abrazo.

Lucía:
No será porque no lo intento, jejeje, pero te digo lo mismo que a Miguel, a veces...
Besos mil.

Gaia:
Dicen que todo hay que probarlo, aunque esto...
Besos.

Recomenzar:
No es holandés, eh.
Saludos

Impersonem:
Algunas cabecitas locas aprenden cuando ocurre la desgracia. Otros, por error.
Un abrazote.

Shikilla:
¿Será el momento de la paz o del olvido?
Un besazo, guapa.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Un cielo que emerge de las profundidades de nuestras almas para disfrutar de él aquí, en la tierra.
Bonito relato, Jesús.
Un abrazo.

Jesús Arroyo dijo...

Terly:
Disfrutemos porque, si existe, espero que esté muy lejos.
Unn fuerte abrazo.

Adelina dijo...

Muy bueno...

Quién sabe como será; pero seguro que algo parecido a lo que apuntas.

Un beso.

Scarlett Butler dijo...

¡pero bueno que te ha pasaó y cuñándo y dónde!!! espero que solo sea un relato propio y no un fiel reflejo de la realidad que al leerlo me has daó un sustazo de morirse!!! miles de besos!!!

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Un relato en el que parece que introduces experiencias personales que ponen al lector en la duda....será a él...a un hijo?...el relato es duro y se mueve entre el cielo y la tierra de alguien que se aferra a la vida...enhorabuena por tu blog....azpeitia

Jesús Arroyo dijo...

Sakkarah:
¿Tú crees? Ya sabes que el papel se lo lleva todo...
Enormes besos.

Daisy:
¿Susto? No te asustes,porque si un día me pasa algo así, te lo dirán otros.
Besos cien.

Azpeitia:
Un folio en blanco da mucho de si. Un bolígrafo suple a otro. Si no tenemos imaginación, ni folio, ni bolígrafo.
Este relato solo es eso.
Un fuerte abrazo.

Ariadna dijo...

A propósito de cielos que no se sabe si están... fragmento traducido de una de mis baladas preferidas:

"¿Es mentira, es verdad? No lo sé. Ya llegaré, no tengo prisa, estoy bien aquí..."

Jesús Arroyo dijo...

Ariadna:
Es cierto. Apliquemos ese título... "El Cielo puede esperar"
Un beso gordo.