Soñé, río en torrentera de sustos,
que enlutabas tus vestidos, sin caja,
sin muertos que durmieran para siempre.
Había plañideras en la casa,
quietas, marcadas por las soledades
que pintan sinsentido las paredes
tejiendo telarañas en rincones…
Y eras tú, al rato supe que eras tú,
Cenicienta entre mandiles perversos
que engendraban, seco semen de olvido,
sociedades de pene cual martillo.
La hoguera se ha encendido con la leña
rebuscada en el bosque de la amnesia,
arderán los mandiles engendrados,
las voces que escupían dictadura,
los sueldos, machos ellos, sentenciados
en despachos de corbatas azules.
Sube al desván de los recuerdos rotos
para sajar baúl de perseguida,
mi mano amiga tendida la tienes,
sal, corre sobre la hojarasca seca
y no mires atrás, sigo tus pasos…
Has cambiado Cenicienta por mujer.
Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©
18 comentarios:
Mujer, siempre mujer, en todo lo que la palabra es.
Maravilloso saber tendida la mano del poeta,el cielo abierto para volar, el camino libre para correr.
Qué gran tesoro tu espacio, qué lujo tu pluma
Besos Jesús
guau, Jesús, es precioso y la foto, total
buen domingo
Me encanta la fuerza de este poema. Y la foto es estupenda ;)
Besos!
Olvidarse de la soledad
opresora entre paredes
con delantal y ceniza,
correr en busca de la
ansiada libertad.
Ser mujer es lo que importa.
Un gran abrazo.
Liberada la mujer de la opresion... es más mujer y por tanto más hermosa.
Que cenicienta duerma ahora en su cuento donde la espera se hace eterna... mientras baila la mujer en su dicha en las afueras.
Gran poema, es un gusto haberlo leído.
Saludos y mis respetos.
Que ardan de una vez los mandiles engendrados. O que se los pongan los de las corbatas azules.
La foto, total.
Hermoso, fuerte!
Y la foto por supuesto, la mejor!
Cenicienta por mujer???ojalá!!!muchas han cambiado mujer por estupidez...que Dios nos pille confesados o quien quiera que nos tenga que pillar.
Abrazote y buenisima semana
Amaya:
Me pones colorado ¡por dios!
Gracias.
Besos.
Cantalapiedra:
La foto nos hizo reir mucho. Hay otra por los mundos internautas que es igual, pero con una abuelita.
Besos, guapi.
Rosa:
Sentimiento.
Besos.
Marisa:
Lo que importa, creo, es ser persona o ser humano.
Bedsos.
J.:
Respetos mutuos.
Saludos.
Solateras:
Que se lo ponga el primero que llegue a la cocina.
Besos.
Akanesita:
La foto... es que es cuestión de educación.
Saludos.
Sara:
Esto, como todo, puede pasar de un extremo a otro y en muchas ocasiones ocurre.
Lo mismo que le he dicho a Solateras, que los mandiles se lo pongan los primeros en llegar a los fogones.
Besazos enormes.
Buen poema para el día de la mujer.
Mil besos y mil rosas, Jesús.
Qué buena imagen esa de salir corriedo entre la hojarasca sabiendo que los que nos aman no nos abandonarán cuando den las doce y nos convirtamos en mujeres sin mandiles.
Besos.
Genial!!
Eres bienvenido a mi pag, visitila, un saludo desde mexico.
Las cenicientas no esperan ya a sus hadas madrinas, sino que encaran la vida con la fuerza de un tifón, porque la carrera es larga y dura.
Los zapatos de cristal son incómodos para saltar los obstáculos.
Un abrazo
Malena:
Es un recordatorio.
Besos.
Media Luna:
La mujer está, no sólo a las doce, es una persona de horario completo.
Besazos, guapi.
Rosita:
Estás en tu casa.
Besos.
Shikilla:
Efectivamente, la Cenicienta es un cuento con una última página en la que pone FIN.
Besazos.
A todos/as:
Ahora lo necesario es no confundir la fuerza de la mujer como ser humano, idéntica y paralela a la del hombre, con victimismos.
Mi querido Jesús el poema es soberbio y tiene una fuerza que arrolla, los tres primeros versos impactantes, bueno todo el poema lo es. Me descubro una vez más ante tu saber hacer.
Besos, un docena (ni más ni menos).
Me parece muy profunda...
Un beso, Jesús.
Paloma:
Haré una cosa, me daré, de tus besos, dos al día y así tengo para casi una semana.
Gracias.
Besazos.
Sakkarah:
Como un pozooooooooo.
Besos.
De pronto una mañana de domingo exploradora trae mis búsquedas a su blog, y el gusto es doble cuando leo un tema de esos que sacan a flote la esencialidad de las féminas y no para resarcir valores, sino para entronizarlas donde siempre deben.
Un fuerte abrazo, Jesús.
Anna Francisca
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