Se fueron violines,
violas de sus manos
a teatros infinitos
donde nada tiene su apariencia.
Rodaron, por tarimas sin espejo,
las notas que llenaron el aire
de Punta,
de latidos calientes sostenidos.
Fondu,
tal vez final.
Qué hacer ahora, se pregunta,
cuando lo único que escucha
y ensordece
es el silencio de una sala repleta de tapices.
Al menos, antes de morir,
se despojó de ropas y quimeras,
recuerdo entre bambalinas.
Irá con él, suave,
como hoja pisando tierra en el otoño.
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Jesús Arroyo ©
7 comentarios:
Triste y melancólico, pero bonito.
Besote
precioso aunque me ha dejado una gran sensación de tristeza .
Unbesazo
Me gusta el cambio de registro en este poema y la melancolía que destila.
Un beso.
Querido Jesús, caro me lo fías. Despiertas una partida, una marcha, un ¿hasta cuándo?, que se lleva músicas y silencios en las faltriqueras de la desnudez. Después sugirá un nuevo sentimiento. Profundo, profundo, me ha gustado.
Un abrazo grande como tú.
Alex
Un final redondo, Jesús.
Abrazos.
Al final todos nos vamos y cada uno deja su huella...
Me gustó el conjunto y me encantó el final.
Un ABRAZO.
Esther:
La tristeza, a veces, baila.
UN beso.
José M.:
Gracias por la invitación, pero no me invites para comentarte.
Anusky:
Te digo lo mismo que a Esther.
Beso.
Nines:
será la borrachera del momento.
Un besito, guapa.
Alex:
El grande eres tú (y no por físico)
Gracias, Sr. de las camisas.
Emilio:
ME gusta "verte".
Abrazos fuertes.
Laura:
Así es. Todos tenemos marca en el camino.
Besitos, guapísima.
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