jueves, 27 de septiembre de 2007

DEPRESIÓN



Llamé a la puerta. El bajo de mi gabardina chorreaba agua, el felpudo la iba absorbiendo como las esponjas bajo las duchas. Volví a llamar. Nadie abría la puerta, sin embargo, mis oídos querían detectar algún leve susurro tras aquel paso cerrado. Quizá fueran imaginaciones mías. Últimamente las ideas, indefinidas e indefensas todas, vienen y van por mi cabeza. Fluyen como manantiales de aguas cada vez más oscuras, más turbias. No llegan a desembocar en río alguno, se estancan en una poza absurdamente residual. Tercera llamada antes de volver sobre mis pasos.

Hoy no, pero no hace tantos meses, las llamadas a mi puerta las abría siempre. La vida me ha acostumbrado a encontrarme cancelas encadenadas a muros de hormigón que con más o menos llaves, con mayor o menor maña, con más prudencia, fuerza o coraje, siempre pude abrirlas. Hoy no puedo. Me oigo al otro lado pero no me escucho. Es agobiante tener la mente tan ocupada en la oscura nada.

Volví bajo aquella lluvia de dilemas encontrados. Regresé sintiendo que cada gota era un alfiler clavándose primero en mi piel, posteriormente, cuando más caía, los pequeños alfileres se convertían en puñales, mi piel en mis entrañas. Las lanzas llegaron a mi corazón, los rejones a mi cerebro. Ninguna herida cura, las cicatrices aún están abiertas, no hacen callo, cuando la dureza sea el cierre de la llaga no estaré en este mundo. No digo muerto. Los muertos tienen el beneficio de no sentir, de no sangrar, de no pensar. Tal vez sería mejor ser ese cadáver que entierran para alimento de la tierra. ¿Qué sentido tiene? Al menos serviría de algo.

Mañana será otro día. Hoy me iré a la cama, a contemplar pasar las horas en ese despertador fracasado e inútil de la mesilla, a contar los martillazos de su desvergonzado tic-tac. Sin embargo, me da lo mismo, me importa una mierda (…)




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Chechu Arroyo
copyright Chechu Arroyo ©

3 comentarios:

nenuca dijo...

sí chechu, mañana será otro día y con la luz natural se ve todo diferente, para bien o para mal pero diferente y quizá en ella encuentres la esperanza que ahora perdiste.

un abracito de lo + tierno

Maite dijo...

Chechu, esas puertas de las que hablas no son blindadas, por favor, sé que es fácil hablar, pero yo también me encontraba hace poco ante esas puertas, cerradas por mí misma. Hoy ya no las tengo, bueno, claro que sí, están entornadas, porque la felicidad es episódica, no es constante, pero al menos, hoy siento deseos de vivir, de disfrutar lo que esta vida me ofrece, sea poco o mucho. Creo que el hecho de centrarnos exclusivamente en nuestras enfermedades ha dado lugar a esa situación, esa situación a la que tanto tú, como Nenuca, como yo habíamos llegado. No hay posibilidad de volver atrás, Chechu, tenemos que cambiar en la medida de nuestras posibilidades este círculo vicioso en el que estábamos inmersos. Yo he salido, Chechu, me niego a permanecer impasible viendo mi vida pasar, la única que se nos concede, y siendo testigo de mi propia decadencia. NO. BASTA YA. Ahora lo he dicho en serio, se ha acabado, soy Maite y punto, y tengo que seguir viviendo, viviendo de verdad, no dejando pasar la vida. Un beso fuerte, si puedo ayudarte, sabes que aquí estoy.

Jesús Arroyo dijo...

Gracias a las dos.

Ahora recordad que este espacio SOLO es un lugar donde escribo historias ¿vale? No os preocupeis de nada porque esto es parte de la vida de un gallego (como dicen en Argentina) que llegó a Buenos Aires en los años sesenta siendo un mozo enamorado de la Asturias que dejó atrás en busca de la fortuna imposible(...)

Beeeesos.