domingo, 5 de abril de 2009

CARTA ESCRITA SIN DORMIR

Desnudo Azul de Matisse


Querida doctora:

Lléneme de amor este corazón perdido por senderos de un pasado…

Descuelgo el teléfono, marco, espero y una voz conocida de la misma mujer desconocida pregunta mi deseo, pausa tras pausa, mi nombre. Me cita a las cinco de la tarde, hora ésta tan taurina. Acudo a la sala de espera, en mi mano la cerrada novela de Baroja diciendo aventuras y frente a la puerta el mismo anciano de siempre amenaza con su bastón tullido a los chiquillos que corretean por los pasillos mientras las madres juegan a inventar bondades.

Doy reposo a mi cuerpo en la silla roída por nalgas de diferentes tamaños y similar clase social, abro a Don Pío. Desespero, doctora, por ver su rostro amable, por sentir mi nombre desde sus labios levemente rojos. Mi enfermedad me mata si mas tiempo espero… y al fin, la ancha puerta de su consulta se abre, figura de Cleopatra que asoma a sus pacientes y suspiro y ansío y anhelo…

El anciano pasa primero. De soslayo, pega a la culpa de una madre, el niño llora. Mi identidad es la segunda en orden. Leo el segundo párrafo de esta novela que, por amor, no consigo atender. Sale el viejo con tres recetas de vida jubilada. Solicito permiso desde la penumbra y acepta usted con el mínimo movimiento de cabeza. La rutina, tras el saludo por norma educado, hace que me desprenda de la camisa dejando mi torso a su criterio. Cuento los pasos, doctora, que da antes de que el fonendoscopio abotone mi pecho y su mano, fría, roce el pezón protagonista. Nervios que aceleran mi delicado corazón.

Me indica, doctora, que continúe el tratamiento. La misma dosis para esta noche. La misma dosis que, para este drogadicto, abastecerá plenamente su estado. La misma dosis que mañana necesitaré si antes no muero… de amor muero. Quiero decírselo y así no puedo.

Se que al llegar a casa, la ducha me espera ansiosa. La cena pensada, la mesa de fiesta e hilo seda y en ella dos velas blancas alumbrando la sala de sombras. No puedo y debo cambiar de hada, no puedo, no puedo… Escucho sonar la puerta. Llega mi esposa, con calma deja el bolso sobre el sillón de entrada, la rebeca, el fular sigue al cuello mientras beso su boca, me besa. Toca mi espalda, rozo su cuello mientras pienso, doctora, su fría mano en mi pecho. Sirvo la cena, se sienta desnuda, desnudo mi cuerpo. Cenamos y en su mirada un guiño de sentimiento. Bajo la mirada, no la sostengo.

Necesito la dosis, el sexo que quiero con usted, doctora, siendo ahora mi esposa querida entre velos… mañana, a las cinco, con su blanca bata… la veo.

- Hola querida, esta tarde he gozado con tu fría mano en mi pecho.
.
Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©

19 comentarios:

Adelina dijo...

Me ha gustado mucho. Que ardorosa se puede hacer una visíta al médico.

Lástima que mi médico, no es demasiado atractivo...Jajaja.

Muchos besos.

Emilio dijo...

Interesante relato, Jesús, en contenido y en descripción; ya me gustaría a mí tener una médica particular como esa.

Un saludo.

Ah, si quieres ver una peli de Woody Allen pásate por mi blog, tienes reservada una butaca (tráete palomitas que se me acabaron).

Sol - Estaré siempre dijo...

Ahh Jesus me tuviste con el corazón latiendo hasta el final, porque me daba cosa por la mujer que llegaba y tu enamorado de tu doctora... pero que final.. no me lo esperaba!!!
Lo habias conseguido!!!
Genio!!!
A veces pasa que hay cada bomboncito verdad?
Besos cielo, pasa un bello Domingo!!!

Аmanecer dijo...

Si las visitas al mèdico, fueran como tu historia Jesùs.
Asì hasta gusto da ir.
Afortunado tù!!

Besos y muchos màs.

Sara dijo...

Pero?????....y toda esta tinta tan erótica?????pero bueno asturianín, pero bueno.....que estamos en semana santa jejejeje.
Que no eh!!!!que no me has escandalizado, es que esas cartas sin dormir pueden traer mucho peligro y claro!!!luego eso requiere descanso jajajaja.
Tú como siempre sorprendiendo muy gratamente.
Abrazote

impersonem dijo...

Pues para haberla escrito sin dormir está magníficamente escrita, según mi humilde opinión.

Saludos.

Merce dijo...

jajajaja, anda que si mi marido fuera el médico no pisaba yo el centro de salud ni loca loquita....

Jajajaj, muy bueno.

Miguel Schweiz dijo...

Bueno... con éste sí que te has pasado. Me has hecho leer 3 (tres, aclaro bien) veces. Porque tú, escribes con palabras y con puntos suspensivos y esos suspensivos me vuelven troquete.

Mira que eres, eh; tú escribes y hala que el lector trabaje, que curre.

Al final lo he gozado un mogollón. :)

Un fuerte abrazo Chechu

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos días Jesusito de mi vida. Primero, ¿come ti va, estás mejor?
Y en cuanto a tus letras, me descubres ultimamente un relatista excelente jesús, lleno de recursos.
besotes

Jesús Arroyo dijo...

Sakkarah:
Sobre todo cuando sabes que llegará a casa y es imposible pasar una tarde sin su persona.
Un beso.

Emilio:
Bueno, es custión de... ¿buscar?
Lo se, lo se. No te he dejado comentario porque con W.A. me pasa lo mismo que con nuestro manchego universal.
Abrazos.

Sol:
Es que siempre nos ponemos en lo malo, jejeje. Las doctoras pueden estar casadas ¿no?
Besos, guapi.

Amanecer:
Imaginate que con los "cinco minutos" por consulta que tenemos en este país...poco se podría hacer, aunque nos perdieramos por sus huesitos.
Besazo.

Sara:
Se sorprende gracias a personas como tú, como vosotros, porque si no fuera por vuestra lectura...
Besos y besos.

Impersonem:
Se hace, tan solo, lo que se puede.
En cada sala de espera y en cada consulta, hay una historia para el bolígrafo.
Un abrazo.

Merce:
Si es que te empeñas en aventuras, jejeje.
Un beso, guapa.

Hola... Miguel...
Si el... lector... no discurre... ¿no sería... la literatura (uy, lo mismo me he pasado llamando literatura a esto...) un poco... como decirte... aburrida?
Es que...
Un abrazo sin suspensivos.

M.Ángeles:
Recuperado del todo y, tras este relato, casi al cien por cien.
Es que con esta esposdoctor...
Besazos, guapa.

Mónica dijo...

Jajajajaja
Original!!!!
Felicidades.
Un bico

Anónimo dijo...

Genial el cierre. Muy buen escrito. Te felicito.

ALMA dijo...

especial...muy especial..
que maravilla,
las fantasías, desear, imaginar...
me ah encantado...y aun lo saboreo mientras escribo..

un beso...

ALMA

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Si cuando no duermes escribes estas cosas, ahora comprendo la belleza de tus poemas, debes estar con los ojos como platos mirando a las estrellas, montando guardia toda la noche, por eso la musa te quiere, casi diría más: te mima.

Jesús Arroyo dijo...

Mónica:
Venga, un beso.

Salvador:
La sorpresa nos alegra o nos entristece, siempre cambia nuestro semblante.
Saludos.

Alma:
Jugar, jugar en el final del día.
Besos.

Shikilla:
Lo peor es cuando las estrellas solo te dicen que es de noche.
Besazo.

Adelina dijo...

Cuando puedas te pasas por mi blog, que hay algo para ti.

Un beso.

Anna Francisca Rodas Iglesias dijo...

Hoy me permití abrir tu blog, expiar en silencio, leer e inundarme en esta prosa poética que bien sabes llevar del anhelo a esa cita (el comparativo horario con la tauromaquia), la espera acuciosa, observante desde el filtro de esos ojos que sólo desean ver la figura llenando el espacio tras la puerta...unos pocos minutos que se hacen segundos bajo el silencio de callar lo que grita la mirada...la vuelta a casa, el ambiente y, en cierta medida, esa rutina que hace desear otro cuerpo incendíandose al propio...si, si que sabes imbuir al lector y de esto dejo constancia anexándome a tu séquito de seguidores.

Un gran abrazo desde mis orillas,

Anna Francisca Rodas I.

Jesús Arroyo dijo...

Sakkarah:
Ahora pasaré...sorpresa, sorpresa...

Anna:
Tan solo era el deseo de no esperar a la noche.
Gracias por leerme.
Saludos.

Tesa Medina dijo...

Un excelente y original relato, el final me ha sorprendido, muy ingenioso.

Sigo por aquí poniéndome al día.

Besos, Chechu.