sábado, 14 de mayo de 2011

Abrazos a seis manos


En el recuerdo, un centenar de escalones
ascendían, invulnerables,
a una mansión de cuarenta metros:
vestíbulo inexistente,
salón con vistas a un televisor apagado,
persianas de sábado

en el único dormitorio donde te desnudabas,
cocina regalada y baño robado a la nada.
Sobre el suelo, los guisos tenían cierto aroma.

En el portal se escondían cuatro yonquis,
eso sí, en madrugadas alternas
tras robar en la ferretería,
y de vecina, una madre de larga cabellera
congratulada con barra americana,
casada con camello sin chepa y mando en plaza.

El embarazo nos hizo huir a un bosque animado,
tranquilidad de jardines, vecinos educados,
ascensor con espejo donde retocarse los párpados
y una deuda hipotecaria de tres pares
que arañaba las conversaciones.
Pero tuvimos para pagar la luz de una vela,
un pantalón de mercado
y, sin factura, un montón de abrazos a seis manos.






Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©

9 comentarios:

Unknown dijo...

ASÍ ES LA VIDA, DAR EL SALTO HACIA LAS OBLIGACIONES A VECES ES DIFICIL PERO A LA LARGA GRATIFICA, SOBRE TODO EL ABRAZO A SEIS MANOS AUNQUE SEA EN UN COLCHÓN TIRADO EN EL SUELO, CON LA HIPOTECA PAGADA, CLARO.
UN SALUDO
MARIAN

Paloma Corrales dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paloma Corrales dijo...

Si no es la crónica de tu propia existencia, Arroyito, es la de muchos... esos "abrazos a seis manos" conmueven y alimentan, ¡vaya si lo hacen!.

Besazo.

Manuel dijo...

Que buena semblanza de unas vidas a felices a pesar de la vida misma.

Esa magnífica imagen del "baño robado a la nada", me recuerda cuando, hace poco, una persona entrañable, se refería a su baño como un "gua" y me contaba lo que le costó sacar de él el cuerpo desmadejado de otra persona entrañable...

Y es que, querido Jesús, hay partes de nuestras historias que tienden a perpetuarse.

Un abrazo.

Emilio dijo...

La vida, que nos va cambiando.

Abrazo a dos manos.

La Solateras dijo...

Jesusito de mi vida, te superas cada día.

Estos dos versos me parecen geniales:

y una deuda hipotecaria de tres pares
que arañaba las conversaciones


Y el poema en general, la vida misma. Ya sabes que soy torpe y me llegan las cosas que se entienden.

Un abrazo.

Nines Díaz Molinero dijo...

Tener para pagar la luz de una vela resume magníficamente la entrañeza de esas seis manos.

Un abrazo.

Rosa dijo...

¿Quien no tiene en el recuerdo cosas parecidas?. Tu poema me ha hecho volar a ese suelo donde "los guisos tenían cierto aroma".

Hay versos que marcan los escalones que asciendes día a día:

"y una deuda hipotecaria de tres pares
que arañaba las conversaciones.Pero tuvimos para pagar la luz de una vela..."

La verdad es que me gusta todo.

¡Buen trabajo!... Y un verdadero placer leerlo.

Besos y abrazos con vistas a un presente muy encendido.

Jesús Arroyo dijo...

Marian:
Siempre gratifica.
Saludos.

Corrales:
Esto nosp asa a tantos...
Besitos, guapa.

Manuel:
Tu ya sabes que la vida, como el teatro, tiene dos caras siempre presentes.
Un fuerte abrazo, Doc.

Emilio:
A peor... a mejor... siempre cambiante.
Cariñoso abrazo.

Blasita:
Lo sencillo, en todo, es la esencia de la vida.
Un besazo.

Nines:
Lo bueno de esto, querida amiga, es que en seis manos hay muchos dedos para apagar y encender cuando se desee.
Un besito.

Rosa:
LO mejor es que no se necesitaba mantel.
Besazos.