He visto, sin quererlo,
cien monos descolgarse de sus ramas
y montarse, relajados,
en el tejado de un vagón sin chimenea.
Dejar su selva, despreciarla,
para llegar a una ciudad en desventura,
a un mercado de sálvese quien pueda.
Robar, por hambre y travesura,
un par de plátanos maduros
dejando verdes a otro día.
Regresar, con prisa y desmesura,
al árbol que aguardaba sin lianas
y dejar la compra en sus ancianos.
Volver en tren, sin billete de primera
ni guarda jurado que estorbara.
cien monos descolgarse de sus ramas
y montarse, relajados,
en el tejado de un vagón sin chimenea.
Dejar su selva, despreciarla,
para llegar a una ciudad en desventura,
a un mercado de sálvese quien pueda.
Robar, por hambre y travesura,
un par de plátanos maduros
dejando verdes a otro día.
Regresar, con prisa y desmesura,
al árbol que aguardaba sin lianas
y dejar la compra en sus ancianos.
Volver en tren, sin billete de primera
ni guarda jurado que estorbara.
Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©
copyright Jesús Arroyo ©
5 comentarios:
Un ir y volver de un lugar a otro buscando, siempre buscando aquello que nos es necesario para el aliento, para el camino.
Saludos
Mi querido Jesús:
Me ha gustado mucho éste original e interesante poema, con toques surrealistas y muy libre de todo tipo de ataduras. Arroyo en estado puro.
¡Cuánto tiempo sin saber de ti! Espero que te vayan bien las cosas.
Un besazo
Elvira
De los monos, ya sabes, monerías.
Simpático tu poema.
Te dejo un abrazotedecisivo lleno de montaña, de León, no de Bangkok, que está muy lejos pá mi jajajaja.
abrazotedecisivo Jesús
Luis:
Igual que ellos.
Un abrazo.
Maga:
Es una imagen tan real como esta respuesta.
Un beso enorme, amiga. Nos vemos el 1.
Jorge:
Fueron acompañándome en el vieje.
Abrazote.
Sara:
Está lejos para todos los que intentamos vivir en nuestros lugares.
Un besito.
Publicar un comentario