miércoles, 10 de octubre de 2012

Tengo un huésped en mis entrañas


 
Silencio se pasea por los rincones de mi casa.
El muy cretino
no solicita permiso para llegar a las entrañas.
 
No puedo mantener estos descuidos.
 
Los amigos, que ya no tengo,
lo tachan de abandono
cuando les llamo por teléfono
y me dicen que le expulse sin demora,
como si fuera un diablo
alojado en mis pulmones.
 
Como si tuviera que llamar al 112
para que me venga, si tiene tiempo,
el párroco exorcista y me salpique
con el agua del desierto.
copyright Jesús Arroyo ©
 
 

11 comentarios:

Ramón María dijo...

Terrible compañero el silencio..Haz caso a tus amigos y machácalo.

Saludo

La Solateras dijo...

Pues para mí es un compañero imprescindible, acogedor y cálido.

Muy buen poema, Jesús.

Anusky66 dijo...

jesus no dejes que el silencio te invada , como visita ocasional es muy agradable ,pero en exceso es totalmente asfixiante.

un sonoro beso desde el otro lado de la pantalla

Isolda Wagner dijo...

Alíate con él, saldrás ganando. Un poema, por otra parte de los buenos, sí señor.
Besos para tus versos, Jesús.

María G. Z. dijo...

Lo que son las cosas, durante mucho tiempo añoré el silencio y para mí es un bendito con tanto ruido... Pero sí es verdad que no elegido puede ser un huésped ingrato. Me gusta tu poema y como dice Isolda, alíate con el silencio para seguir escribiendo versos como estos.
Besotes amigo
M

Patricia dijo...

El silencio,un compañero que viene cuando no lo deseas y se escapa cuando lo llamas.
Muy Bueno!!!
Cariños...

Rosa dijo...

Ese huesped, a veces tan deseado y otras necesario, no puede impedir que escribas, así que por mi parte puedes estar tranquilo, que aceptaré ese abandono si me prometes llamarme al día siguiente.

Besitos ruidosos hoy

Lucía dijo...

A veces el silencio es muy necesario pero cuando es un silencio no elegido suele doler.

Tritura al silencio que llegue para habitarte...

¡Precioso!

Besazos mil, mi querido Chechu.

ohsinopeus dijo...

nada como un pacto con el silencio. pero lee la letra pequeña; consejo de primera mano.
salud

Nines Díaz Molinero dijo...


De acuerdo con kynikos: nada como pactar con el silencio para que se convierta en compañía.

Un beso, Jesús.

Jesús Arroyo dijo...

Gracias amigos:
Mira que me gusta el silencio, obligado compañero cuando escribo y pienso, tal vez por eso, por obligado, deja de ser compañeero y pasa a ser utilizado. La soledad cuando, voluntariamente, la buscas es la dama que abriga el alma.
Ambos, cuando llegan sin ser invitados, son cadenas al muro que aguarda como castigo.
Sin embargo me pregunto... ¿castigo? ¿por qué castigo?
Abrazos y besos.