domingo, 28 de septiembre de 2008

LA CARRETA

Tantos ríos de sangre derramados sobre los adoquines de los pueblos como tinta sobre papeles heridos…
.
Terminadas las guerras civiles, esas que siempre debieron ser inexistentes, queda la culpabilidad de personas que no estuvieron en sus frentes, que no murieron en ellas. De hombres y mujeres señalados por vencedores y vencidos.
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En memoria de aquellas personas que sufrieron, sufren y, desgraciadamente, sufrirán el dedo acusador después de una guerra entre hermanos.



Por las llagas de adoquines,
sangran barros del olvido,
la rueda de la carreta
bajo cuerpos abatidos.

Se ha pasado la tormenta,
ya se han parado los tiros,
no hay gorriones en el árbol,
solo madres con suspiros.

Los hijos de la Manola,
los nietos de la Rocío,
presos fueron a los frentes
sin razones, sin alivios.

Se acerca el carro de muerte
sembrado de sangre y frío,
no llores madre por ellos,
llora por mí que no he ido.



Jesús Arroyo
copyright Jesús Arroyo ©

16 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Espeluznante poema y más triste aún por tratarse de hermanos.
Un abrazo, Jesús.

Аmanecer dijo...

Es triste que entre paìses, y entre hermanos,exista la guerra, y que el carro de la muerte no detenga su marcha.

Triste poema!

Besos y muchos màs.

Mónica dijo...

Que triste para empezar la semana. Creo que vamos a ponerte deberes eh??

para el próximo uno alegre. (Es broma) Un saludo

Jesús Arroyo dijo...

Terly, Amanecer:
Lo malo es que las guerras civiles siguen. ¿Será que tenemos menos coco que una palemera seca?
Abrazos y besos

Mónica:
Vanga vale. El próximo de risas.
Un beso.

Sibyla dijo...

Hola Chechu!

Parece que la Memoria Histórica ha despertado recuerdos cargados de heridas, para inspirarte este triste poema, tan real como la vida misma.

Un abrazo amigo:)

Sara dijo...

Yo creo... que de la guerra civil ya está todo dicho, y tú lo dices muy pero que muy bien...asi es que nada más que añadir, esto debería servir para no volver a cometer nunca más los mismos errores!!!!

Un abrazo amigo y preciosas palabras.

Tesa Medina dijo...

La inutilidad de la guerra, que sólo trae dolor y desolación, es todavía más imcomprensible entre dos bandos del mismo país.

Hola, Jesús, me quedó un rato entre tu prosa precisa y tu poesía y así me encandilo de Benigna, de Cecilia, del niño que tiene frío, de los relatos de miedo de la infancia.

Deliciosa la nana de las brujas.

Me voy, pero volveré como esa golondrina de más abajo.

Hay mucha sensibilidad por aquí y me gusta.

Besos,

Jesús Arroyo dijo...

Sibyla:
Pues... ¡si! aunque creo que esta "Memoria Histórica" tan de moda, no termina de ser justa.
Un beso guapi.

Sara:
Incluso, creo, que mi poema sobra, porque recordar estas cosas...
Un besazo.

Tesa:
Veo que tienes ganas de leer, jeje. Referente a las guerras, como dice Sara, ya está todo dicho. ¡Un asco!
Muchos besos.

Recomenzar dijo...

Tremendamente poeticamente bello
Te dejo mis recuerdos desde aquí mi blog

Malena dijo...

Tú lo has dicho, Jesús: esas guerras entre hermanos que nunca deberían de existir, dejan marcas difíciles de borrar.

Gran poema, como todos los tuyos.

Un beso.

Jesús Arroyo dijo...

Despertar:
Bello no es lo que se escribe, es lo que se entiende.
Un beso.

Malena:
Solo el tiempo actuará de borrador. Tal vez, nuestros hijos o nietos, sean capaces de quitárselo aunque conviene dejar una huella.
Besos.

María Narro dijo...

pues a mí me ha parecido un Gran poema

enhorabuena y un beso.

Julio Castelló dijo...

Precioso poema que sumar al llanto del romancero de la guerra. Que nunca debió escribirse. Pero el hombre parece que no tiene remedio; solo y sencillamente consuelo.

Perlita dijo...

¡Qué poema tan bonito! Una pena el que no dejen en paz a los que pasaron por esa terrible guerra fraticida y que se estén resucitando viejos resquemores. Si todo el mundo sufrió... si ya en nuestras generaciones aquello estaba casi perdonado por uno y otro bando...¿a qué viene ahora todo esto de la memoria histórica? Nunca lo entenderé.
Un abrazo.

Elsa dijo...

Bello y triste poema, Jesús. Yo viví desde el lado de los vencidos el silencio impuesto. El sentirte, siendo una niña observadora y sensible, diferente, señalada. Viví intentando comprender por qué mi padre, a quien adoraba, era a los ojos de los demás un "rojo y malo". Me lo recordaban los profesores en las clases de historia, de literatura..Y no olvidé.. Sin rencores, pero no olvidé, no he olvidado. Ni creo que lo deba olvidar...

Un besazo, Jesús. Gracias por tus visitas, tus palabras...

Jesús Arroyo dijo...

María:
Tus palabras son flores.
Besos.

Julio:
Pensamos igual. Ni una sola gota de tinta.
Un abrazo.

Perlita:
Nadie olvida y creo que así debe ser ya que de los errores y horrores se aprende. Otra cosa diferente es esa "necesidad" de algunos por retroceder.
Un beso.

Viento:
No, no debes olvidar, ni tú ni nadie. Lo importante es que nunca lo utilicemos como venganzas absurdas.
Muchos besos guapa.