miércoles, 1 de enero de 2014

Fieras



Adivino a las fieras que acechan mis heridas,
que se acercan y huelen mi sangre coagulada,
que intentan romper las capas de piel cada noche
y esconden su silueta entre la sumisa niebla.

Por ello me paro, giro la mirada y huyen
a jardines de cactus con púas supurantes,
a grutas de alabastro y arcilla en sus calados.

Rejas de un zoológico esperan sus mordiscos.

No seré yo el que, vestido de ayer, pague entrada.


copyright Jesús Arroyo ©

 

2 comentarios:

Manuel dijo...

No hay mejor cosa que mirar de frente a los fantasmas, para hacerlos desaparecer.

Un buen poema también es capaz de ahuyentar esos ectoplasmas más que dañinos.

Feliz año.

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Más vale prevenir :)
Un saludo